Ternura Masculina

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domingo, 29 de mayo de 2011

SOY SEROPOSITIVO.....Y AHORA QUE HAGO¿?

Decirlo. Cómo, cuándo y a quién. Comunicar que tenemos VIH a parejas, familia, amigos, entorno laboral, etc. no siempre es fácil. Implica también decidir si quieres decirlo, a quién, cuándo y dónde contarlo.

Tanto hacerlo como no hacerlo puede tener efectos positivos y negativos. Finalmente eres tú quien debe decidir qué situación te comporta más beneficios, aunque quizá discutirlo con profesionales o con otras personas
con VIH te ayude a aclararte.

Comunicación y negociación con el médico 


En ocasiones podemos sentirnos en situación de desigualdad frente al especialista y nos cuesta plantear dudas, pedir aclaraciones sobre los resultados, solicitar información sobre las prácticas de riesgo, sobre las interacciones con otros medicamentos o drogas.

Resolver estas dudas tendrá un efecto directo en tu adherencia o cumplimiento del tratamiento. Por ello es importante sentirse seguro en la relación y comunicación médico—paciente

Estrés, depresión y estrategias de afrontamiento. 


El estrés y la depresión tienen un efecto en tu estado de salud. Por eso es importante abordar estas situaciones que no siempre son fáciles o para las que no tenemos recursos.

Las alteraciones físicas


La infección por VIH y la medicación pueden producirnos cambios físicos a corto y a medio plazo (diarreas, dolor, lipodistrofia o distribución anormal de la grasa corporal, manchas en la piel…). Si consideramos que socialmente son vistos como marcas del estigma asociado al VIH, estos cambios pueden resultarnos difíciles
de manejar y podemos necesitar apoyo para entender y afrontar las emociones que dichos cambios nos producen.

El futuro


A menudo, una infección por VIH supone que tenemos que plantearnos cambios en las metas y objetivos planificados. La idea que teníamos sobre nuestra carrera laboral, nuestras relaciones sexuales y de pareja, u otros proyectos pueden cambiar drásticamente y provocar frustración.

Sentimientos de culpa y responsabilidad ante la posibilidad de transmitir el virus a otras personas. Nuestra sexualidad tras el diagnóstico puede cambiar y producirse situaciones difíciles (cansancio de sentirte
siempre responsable de tener que proponer el uso del condón, etc.).

Compartir con otras personas estas dificultades puede ayudarte. Temor al rechazo y a la soledad que se experimenta por no ser “como los demás”.

Empoderamiento 


Con éste término se denomina a la función que pueden tener los grupos de ayuda mutua para hacernos sentir que, en definitiva, nosotros somos los responsables de nuestras acciones y conocimientos para manejar la infección por VIH y nuestro estado de salud. Empoderarte es, en parte, entender que eres el responsable de
tomar decisiones por ti mismo, acordes con quién eres, no con lo que otros y otras esperen de ti, y sin que esos otros y otras hablen en tu nombre.

Mejorando la autoestima

La autoestima es la valoración que hacemos de nosotros mismos, de nuestra imagen y nuestras capacidades. Hacer una buena valoración, sentirse bien con uno mismo, respetarse, en definitiva, tener una buena autoestima es muy importante para enfrentarse a los retos y superarlos. Esto también ocurre con el VIH.
Cuanto mayor sea nuestra autoestima, mejor podremos aceptar el diagnóstico y evitar que nos
limite o nos impida seguir disfrutando de la vida.


No se trata de negar el malestar, o que si nos sentimos mal tengamos forzarnos automáticamente a tener razonamientos positivos. A veces es necesario permitirse sentir y elaborar esos sentimientos para aceptarlos y
desde ahí, poder cambiarlos.

Los grupos de ayuda mutua, algunos talleres o cursos específicos, o una terapia pueden
ayudarte a mejorar tu autoestima. Para otras personas, una forma de aumentarla es buscar
una vida más espiritual, o ir al gimnasio para mejorar la apariencia corporal… Cada uno debe
encontrar lo que crea que le vaya a funcionar.



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