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jueves, 2 de junio de 2011

La pista escandinava del SIDA


    * Un marinero y una doctora, primeras víctimas occidentales conocidas
    * Se cumplen 30 años de la descripción de los primeros casos de VIH


Nunca supieron cuál fue la atroz enfermedad que los mató. Arvid Noe, marinero noruego de 30 años, y Grethe Rask, doctora danesa de 47, murieron en 1976 y 1977, respectivamente. Las primeras víctimas occidentales del sida. Casi olvidadas hoy porque, a diferencia del auxiliar de vuelo canadiense Gaetan Dugas, el falso 'paciente cero', fallecido en 1984, nada tuvieron que ver con el estallido de la epidemia en EEUU.

Noe estuvo en África en 1961 y 1962, en Camerún y Kenia, como adolescente tripulante del mercante Hoegh Aronde. Asiduo cliente de prostitutas, contrajo allí gonorrea y, casi con toda seguridad, el virus del sida que también acabó con las vidas de su mujer y de su hija, muertas en 1977. El enigma lo resolvió el Hospital Nacional de Oslo, que una década más tarde analizó con resultado positivo muestras de sangre de las tres víctimas.

La doctora Rask, por su parte, trabajó hasta 1975 en regiones remotas de Zaire (el actual Congo), en circunstancias extremadamente precarias. Según quienes la conocieron, Rask era lesbiana y monógama. Llevaba años viviendo con su pareja, una enfermera también danesa. En 1983, su colega Ib Bygbjerg explicó a la revista médica 'The Lancet' que probablemente contrajo el virus durante su etapa como cirujana en la localidad rural de Abumombazi: "Las condiciones eran primitivas. Debió estar muy expuesta a la sangre y los excrementos de los pacientes africanos".

En su libro 'And The Band Played On' ('Y la banda siguió tocando'), el escritor estadounidense Randy Shilts (muerto de sida en 1994) relata la terrible agonía de Rask. En 1977 su sistema inmunológico había dejado de funcionar y las infecciones se multiplicaban, pero no tenía cáncer. Los médicos que la trataron en Copenhague fueron incapaces de dar con un diagnóstico plausible. Lo único que pudieron confirmarle fue que iba morir. Las primeras pruebas del sida efectuadas con su sangre, en Dinamarca en 1984, fueron negativas, pero nuevas pruebas más avanzadas llevadas a cabo en EEUU en 1987 confirmaron que sí tenía el virus.

Hubo un caso anterior, el del adolescente estadounidense Robert R. (su apellido se mantiene en secreto), fallecido en St. Louis (Misuri) en 1969, pero algunos expertos siguen mostrándose escépticos ante la posibilidad de que realmente estuviese infectado con el VIH.

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